Una guía completa para el cuidado y mantenimiento de tu tabla de surf
La tabla de surf es un tesoro invaluable para cualquier surfista. Cuidarla adecuadamente y mantenerla en óptimas condiciones es crucial para disfrutar al máximo cada sesión en el mar.
Las tablas de surf, diseñadas para ser hidrodinámicas y deslizarse eficientemente sobre las olas, presentan un desafío inherente: su superficie lisa dificulta que los surfistas se mantengan en pie sin resbalarse. En los inicios del siglo XX, las tablas de madera encontraron una solución rudimentaria al rociar arena sobre el barniz húmedo, creando una textura similar a la lija. Sin embargo, fue en 1935 cuando se descubrió que la cera de parafina, comúnmente usada en suelos, ofrecía un agarre eficiente sin ser abrasiva para la piel del surfista. Desde entonces, la parafina se ha convertido en el estándar para el surf. Por ello, antes de lanzarse al mar es importante asegurarse de que la tabla no tenga daños, que cuente con suficiente parafina, y que el leash (correa) esté en perfectas condiciones.
No hay un período fijo para cambiar la parafina, pero es importante no acumular demasiadas capas, ya que esto puede ocultar grietas y aumentar el peso de la tabla.
Utilizar una funda, preferiblemente acolchada, para protegerla de golpes y del calor, es igualmente importante. Las altas temperaturas pueden ser muy dañinas. Después de surfear, se debe guardar la tabla en su funda con la cremallera abierta para ventilación.
El calor afecta de manera significativa a las tablas de surf, causando varios problemas que comprometen su rendimiento y durabilidad. La delaminación, un efecto común del calor, implica la separación de las capas de la tabla debido al debilitamiento del adhesivo, afectando tanto la apariencia como la integridad estructural y el desempeño en el agua. Además, las fluctuaciones térmicas causan expansión y contracción de los materiales, lo que puede llevar a grietas y deformaciones. Este fenómeno se agrava con la decoloración causada por la exposición prolongada a los rayos UV, lo que altera la estética de la tabla.
En 1935 se descubrió que la cera de parafina, comúnmente usada en suelos, ofrecía un agarre eficiente sin ser abrasiva para la piel del surfista
Por otro lado, el calor puede derretir o ablandar la parafina utilizada en la tabla para mejorar el agarre, lo que reduce su efectividad y deja residuos pegajosos, requiriendo una limpieza y reaplicación frecuente. Los componentes metálicos de la tabla, como los tornillos de las quillas, también pueden expandirse o corroerse bajo el efecto del calor combinado con la salinidad del agua marina. Además, el calor extremo puede provocar la formación de burbujas de aire en el núcleo de espuma de la tabla, debilitando su estructura y disminuyendo la flotabilidad y el rendimiento general.
Luego de utilizar la tabla, se debe enjuagar con agua dulce tras cada uso para evitar la corrosión causada por el agua salada. Tras cada sesión es recomendable revisar quillas y cajetines.
El cuidado adecuado de una tabla de surf no solo extiende su vida útil, sino que también influye positivamente en su valor de reventa. Dedicar tiempo y esfuerzo en su mantenimiento puede asegurar que la tabla permanezca en óptimas condiciones para surfear durante mucho tiempo.